Introducción
Carlos González, pediatra español, conferencista y autor de obras referentes en el ámbito de la crianza, ha revolucionado durante décadas la manera en que entendemos la educación emocional y el desarrollo infantil. Su enfoque centrado en el afecto, la empatía y el respeto hacia los niños ha generado tanto admiración como polémica. En un contexto donde los métodos tradicionales siguen teniendo peso, González propone una mirada alternativa: una crianza basada en la conexión real y en la eliminación del miedo como herramienta educativa.

Con títulos como Bésame mucho, Creciendo juntos y Mi niño no me come, este médico catalán ha creado una auténtica escuela de pensamiento que ha influenciado a miles de familias hispanohablantes. Pero, ¿en qué consisten exactamente sus ideas? ¿Qué propone respecto a la educación emocional? ¿Por qué sus planteamientos despiertan tanto interés entre madres, padres y educadores?
A continuación, desgranamos sus principales aportes al mundo de la crianza y cómo sus ideas pueden transformar tanto los hogares como los centros educativos.
Contexto: ¿Quién es Carlos González y por qué es tan influyente?
Carlos González (Zaragoza, 1960) es licenciado en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona y se especializó en Pediatría en el Hospital de San Juan de Dios. Durante su carrera, ha combinado la atención médica con la divulgación científica, con un enfoque claro: educar desde el amor.
Fundador y presidente de la Asociación Catalana Pro Lactancia Materna, González ha dado conferencias en más de 15 países y ha sido consultor de instituciones como la OMS y UNICEF en temas de lactancia y apego seguro. Su estilo es directo, humano y, a menudo, irónico. Utiliza el humor para desmontar creencias arraigadas en la cultura occidental, como el mito de que los niños deben aprender a dormir solos o comer «de todo» desde pequeños.
Ha sido entrevistado por medios como El País, La Vanguardia, Huffington Post y Revista Ser Padres. En su podcast «Criando sin miedo», disponible en Spotify, se abordan semanalmente temas como el llanto, los límites, el sueño infantil, la alimentación y las emociones, siempre desde una perspectiva basada en la ciencia y en la observación del comportamiento humano.
Para más contexto sobre su biografía y obras, puedes consultar su página web o seguir sus intervenciones en eventos como las Jornadas de Crianza Respetuosa.
Beneficios de su enfoque de crianza respetuosa
Crianza con apego: una base emocional sólida
Para González, el apego no es solo una teoría: es una necesidad biológica. El contacto físico, la presencia constante y la atención afectuosa no malcrían, sino que construyen confianza. Cita estudios de Bowlby, Ainsworth y otros referentes de la psicología evolutiva para demostrar que los niños con apego seguro son más autónomos y emocionalmente estables.
Las prácticas como el colecho, la lactancia prolongada y la atención al llanto no son modas ni caprichos: son expresiones naturales de cuidado. Como él dice: “nunca he oído a nadie decir que un niño se malacostumbra a respirar”.
Este tipo de crianza encaja con los principios que promovemos en nuestro artículo sobre la tecnología en la educación emocional, donde el vínculo humano sigue siendo el eje del desarrollo.
Límites sin violencia: una nueva autoridad
Una de sus frases más virales es: “Si alguien te pega, no es porque te quiere”. En sus intervenciones, González critica duramente los métodos basados en el castigo físico o psicológico, alertando sobre sus consecuencias: ansiedad, retraimiento, baja autoestima e incluso agresividad.
En su libro Educar sin miedo, propone alternativas: establecer límites claros con afecto, explicar razones y confiar en que los niños quieren cooperar si se sienten amados. En lugar de usar el miedo como herramienta de control, propone construir respeto desde la comprensión mutua.
Alimentación sin batallas
En Mi niño no me come, González rompe con la idea de que los padres deben obligar a comer. Propone confiar en el apetito natural del niño, respetar sus señales de saciedad y evitar los premios o castigos con comida. Critica el uso de dulces como incentivos y explica que los malos hábitos alimentarios muchas veces comienzan con la presión.
Además, invita a padres a leer etiquetas, evitar productos ultraprocesados y ofrecer opciones saludables desde el respeto, no desde la imposición.
El rol de los abuelos: apoyo, no sustitución
González no es enemigo de los abuelos, pero sí advierte sobre el exceso de responsabilidades en ellos. A menudo, son figuras clave en la crianza moderna, especialmente en hogares donde ambos progenitores trabajan fuera de casa. Sin embargo, el pediatra señala que no deben sustituir el papel emocional de los padres, ni asumir jornadas de cuidados como si fueran “niñeros gratuitos”.
Propone reforzar el vínculo intergeneracional desde el cariño, la historia familiar y los momentos de ocio compartido, sin sobrecargarlos de tareas que les corresponden a los cuidadores principales.
Ejemplos prácticos que reflejan su visión
Caso 1: El niño que no quiere comer verduras
Una madre cuenta que su hijo solo quería comer arroz y manzana. El pediatra le recomendó no forzar, ofrecer variedad, dejar de hablar del tema y confiar. Tres meses después, el niño empezó a probar espinacas, brócoli y lentejas por iniciativa propia. Este tipo de situaciones, comunes y angustiantes, suelen resolverse mejor desde el respeto que desde la insistencia.
Caso 2: Padres que dormían con su hija de 4 años
Frente a las críticas familiares, decidieron seguir su intuición. Según González, el colecho prolongado no daña, siempre que todos estén cómodos y seguros. A los seis años, la niña pidió su propia cama “porque ya se sentía mayor”. Este ejemplo demuestra que muchas etapas se superan solas cuando no hay conflicto ni presión.
Caso 3: Gritos y frustración por desorden
Un padre arrepentido por haber gritado a su hijo de tres años por pintar en la pared reconoció que, con el tiempo, ese dibujo era un recuerdo entrañable. González invita a valorar qué es lo importante: ¿las paredes o la conexión con tu hijo?
Críticas y malentendidos sobre su enfoque
Aunque Carlos González ha recibido una gran acogida por parte de muchas familias y profesionales, su enfoque no está exento de controversia. Algunas de las críticas más comunes hacia sus ideas provienen de sectores que consideran que su estilo de crianza promueve una sobreprotección que puede interferir con el desarrollo de la autonomía infantil.
1. ¿Fomentar el apego genera dependencia?
Este es uno de los malentendidos más repetidos. Críticos argumentan que el colecho, la lactancia prolongada y la atención constante pueden provocar una excesiva dependencia. Sin embargo, González rebate con estudios de psicología del desarrollo, señalando que los niños criados con apego seguro tienden a ser más autónomos en el largo plazo, precisamente porque se sienten emocionalmente seguros.
El error, según él, está en pensar que la autonomía nace del abandono o la distancia emocional, cuando en realidad se construye desde el vínculo estable. Como él mismo explica: “no se puede enseñar a un niño a ser independiente negándole afecto”.
2. ¿Relativizar los límites?
Algunos educadores más tradicionales han interpretado su propuesta como una invitación al “todo vale”. Sin embargo, González no promueve la ausencia de límites, sino la forma en que se comunican. Los límites no deben ser impuestos desde la autoridad rígida, sino construidos desde la empatía, la coherencia y el ejemplo.
Por ejemplo, en lugar de gritar “¡No toques eso!”, propone una aproximación del tipo: “Entiendo que te llame la atención, pero esto puede romperse. ¿Te parece si buscamos algo que puedas explorar sin peligro?”. Este tipo de diálogo no solo contiene, sino que educa emocionalmente.
3. ¿Una crianza solo para familias con tiempo?
Otra crítica común es que su enfoque parecería poco realista para familias con múltiples hijos, trabajos exigentes o recursos limitados. González ha abordado este punto reiteradamente: su propuesta no es elitista, sino adaptable. Reconoce las dificultades del día a día, pero anima a priorizar el vínculo afectivo por encima de la “perfección”.
El mensaje central no es “hazlo todo”, sino: “lo que puedas, hazlo con amor y sin miedo”. Y, sobre todo, no te castigues por no llegar a todo.
4. Conflicto con modelos escolares
Algunas escuelas pueden considerar sus ideas demasiado laxas o incompatibles con rutinas institucionales. Sin embargo, González no critica a los docentes, sino a los sistemas rígidos que no consideran las emociones infantiles. Aboga por un equilibrio entre organización y respeto emocional.
¿Y qué papel tienen los educadores y las escuelas?
Si bien el mensaje de Carlos González está dirigido principalmente a las familias, sus propuestas tienen implicaciones profundas para la escuela. Una institución educativa que comprende la importancia del apego, la escucha activa y el respeto emocional está mejor preparada para afrontar los desafíos del aprendizaje.
Implementar espacios de diálogo, permitir tiempos flexibles para la alimentación o el descanso, evitar el castigo como recurso educativo y promover la formación emocional del profesorado son pasos coherentes con su visión. Las escuelas que avanzan hacia la llamada “educación respetuosa” ya están recogiendo frutos en términos de bienestar emocional y clima escolar positivo.
Además, muchos de sus planteamientos son coherentes con corrientes como la pedagogía Montessori, el aprendizaje por proyectos o la educación emocional de Daniel Goleman. Incluso el uso consciente de la tecnología en la educación puede alinearse con una mirada respetuosa, si se adapta al ritmo del niño.
Como señala González, “lo importante no es si el niño duerme solo o en compañía, sino si crece feliz y con confianza en los adultos que lo rodean”. Esta afirmación bien podría aplicarse también al entorno escolar.
Conclusión
Carlos González representa una voz fundamental en el debate sobre cómo criar y educar a los niños. Su enfoque, lejos de fórmulas mágicas, nos recuerda que el amor, la empatía y el sentido común son los pilares de una infancia feliz y saludable. Padres y madres necesitan herramientas reales, no recetas rígidas. Y González ofrece eso: una invitación a observar, respetar y disfrutar.
Si deseas profundizar más en sus ideas, te recomendamos:
- Leer Bésame mucho, disponible en librerías y plataformas digitales.
- Escuchar su podcast Criando sin miedo en Spotify.
- Explorar artículos relacionados con educación emocional, límites en la crianza y apego seguro en nuestro sitio.
La transformación de la educación empieza en casa. ¿Te animas a criar sin miedo?